A “Papo”, el pana de Sandy, se le ocurrió la peor idea de su vida, robar en Los Almendrones.
Orgullosa comunidad del municipio Tucupita, territorial, de armas tomar, en la que hombres y mujeres por igual, defienden lo suyo con puños, uñas y dientes.
Con un cómplice igual de inconsciente, se adentró este domingo 26M en los predios agrícolas del sector, anhelando llevarse un racimo de topocho que hace días velaba.
Para no hacer largo el cuento, cuando creía que había coronado, cargando orondo el ramal pintón al hombro con su carnal cantándole la zona, le salieron al paso unos enfurecidos demonios de Tasmania –eso creía ver en medio del susto- que en un dos por tres los ataron como iguanas, mientras decidían que hacer con ellos.
Según los “pacos” del Servicio de Investigación Penal (SIP) de Polidelta, en la declaración ofrecida al momento de instruir el sumario, el “Papo” dijo que se había sentido en el corredor de la muerte, antesala de la silla eléctrica o la inyección letal en los EEUU.
Su compinche jura haber escuchado decir que pensaban crucificarlos, adelantando la Semana Mayor.
Refirió la fuente, que los muchachos del SIP aún no habían realizado su buena acción del día, cayéndole del cielo la oportunidad de salvar la vida al “Papo” y compañía. Así lo hicieron, rescatándolos del enardecido vecindario, que a punto estaba de echárselos al pico.
En esta breve historia, los vecinos de Los Almendrones fueron los policías, los tombos del SIP los santos redentores y el “Papo” el diablo al que había que sacarle los malos espíritus.
Manifiestan el “sagaz” London, jefe de Polidelta y el “intrépido” Galindo, director del SIP, que tan grande fue el miedo, que el maligno se le salió solito.
Ay “Papo”, de la que te salvaste.
«Pacos»: policías.
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