Le faltan dos nada más para redondear ocho décadas bien vividas.
Una existencia que lo llevó a muchos estados del país, incluyendo la capital de la República, donde, según las malas lenguas, era un duro en los lupanares de baja ralea del Nuevo Circo.

De nombre Serafín Herrera, transcurren sus días entre su honorable hogar de calle Petión, con una bien fundada familia; la casa de su hermana Inés en calle Amacuro; la panadería Pan Center y el Club 30/30, en las 4 esquinas -según los golpee el sol- que anteceden a la Alcaldía de Tucupita.
Amigo de tod@s, logró reponerse de una paralizante enfermedad, volviendo con mucho esfuerzo a caminar, ahora con bastón, sin perder un ápice de su contagiante sonrisa.

A este baluarte deltano, le festejaron el cumpleaños en la peluquería de Alex Manzano, en la que aterriza de cuando en vez, para alegrarse el alma.
Al “Pran” de la Petión, como le dicen sus allegados y amigos, Dios le dio una segunda oportunidad, quedándole cinco más todavía.
Felicidades.