El mismo logo, la misma gente, el mismo significado, la misma dirección, el mismo Delta.
Nueve años después sigue existiendo, conservando la esencia original, la impronta primera, el espíritu del comienzo.
Sin grandes inversores, ingentes ganancias o musculo financiero, nada de nada, únicamente pulmón y coraje.
Sin papá o mamá que le digan hacer, intentando trazar su propio camino bajo las estrellas, siempre de la mano de sus coautores, que no son otros que sus lectores.
Y terquedad, mucha terquedad, para continuar viviendo. Y constancia, mucha constancia, para que el poder y sus fieles hayan decidido padecerlo, disfrutarlo y sobre todo tolerarlo.
Y algo más, la bendición de Dios materializada en un rinconcito de todos saben dónde, que le ha dado cobijo y protección.
9 años Tane tanae.
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